Consiste en una tendencia a la preocupación permanente y exagerada por variadas situaciones cotidianas como las tareas escolares, la actitud de los amigos o las complicaciones derivadas de una futura actividad (deporte, campamento, exámenes, viajes). Los síntomas mas comúnmente observados son, inquietud, dificultad para concentrarse, fatiga, tensión muscular, problemas para conciliar el sueño, irritabilidad y dificultad para poder jugar sin ser interferidos por dichas preocupaciones.
«Un niño cuya mente se desarrolla habituada a la preocupación, crece con pocas probabilidades de experimentar plenitud y disfrute. Podemos ayudarlo a observar, pensar y hacer para a ser feliz»