Estás tensa, nerviosa, agotada, ansiosa y desbordada. ¿Qué pasa en tu organismo cuando te sentís a punto de estallar?
COSMOPOLITAN – SALUD COSMO BODY – Noviembre 2016 / Con la participación de la Lic. María Gabriela Fernández Ortega
Supongamos que estás en un piso alto y alguien grita «fuego»: vas a salir corriendo y bajar las escaleras már rápido que Usain Bolt. Si al cruzar la calle aparece un auto en contramano, seguramente lo esquives con un salto triple mortal, ¿Qué te lleva a actuar así? El estrés te protege de lo que tu cerebro interpreta como una amenaza y dispara reacciones que te permiten defenderte: produce cambios en el sistema nervioso que activan las funciones cardíacas, respiratorias y de cada mecanismo orgánico para responder rápidamente a las situaciones de exigencia. «Sostenidas en el tiempo, estas respuestas orgánicas dañan el organismo, desencadenan diversas enfermedades e inconvenientes». asegura el psiquiatra Juan Manuel Bulacio, master de Psicología Cognitiva y presidente de ICCAp.
SÍNTOMA: Cansancio crónico
«El estrés provoca una sensación de disconforme (tensión muscular y palpitaciones, por ejemplo). Si ese cuadro persiste, el organismo llega al agotamiento, con posibles alteraciones funcionales y orgánicas», explica la psicóloga María Gabriela Fernández Ortega, del Instituto Sincronía, Especialistas en estrés, ansiedad y emociones (www.institutosincronia.com)
SOLUCIÓN
Sería importante que convivas con tu entorno y sus problemas sin intentar controlarlos. Además, tratá de hacer cambios fundamentales en tu rutina: revisá tus actividades y dejá para mañana la que no puedas hacer hoy. Según los especialistas, te convendría encarar alguna terapia (como el mindfulness) que te ayude a no dispersarte y te enseñe cómo vocalizarte en el famoso «aquí y ahora».
SÍNTOMA: Contracturas o dolores musculares
Como estás permanentemente bajo tensión, tus músculos se tensan. Eso puede ocasionar contracturas en tu cuello, hombros o espalda. El estrés también afecta tu postura y aumenta la presión sobre tus articulaciones.
LA SOLUCIÓN
Realizá algún tipo de actividad física de forma periódica. «Vas a generar endocrinas que contrarrestarán a las hormonas de la urgencia», asegura la terapeuta. Además vas a sentir una sensación de relax y bienestar. Los ejercicios de estiramiento te ayudan a liberar tensión. Poné las manos en la nuca y sentí como se abre el pecho. En esa posición, girá hacia los costados para liberar los músculos de la espalda. También es importante que te sientes con la columna derecha. Según una investigación de la Universidad de Auckland, las personas que en una situación estrenaste permanecen erguidas mantienen mejor ánimo que las encorvadas.
SÍNTOMA: Molestias Estomacales
El cerebro y el estómago están conectados por un camino de neuronas y hormonas llamado «eje cerebro-intestino». Las emociones intensas pueden activar los neurotransmisores y hacer que el intestino se contraiga vigorosamente y ocasione diarrea, o que se detenga y te constípes. «El distrés puede estimular un exceso de ácido estomacal, lo cual dará origen a una gastritis o una úlcera», advierte Fernández Ortega.
SOLUCIÓN
Tené en cuenta que las endorfinas generadas por el ejercicio físico suelen relajar el estómago. Evitá la comida demasiado condimentada.
SÍNTOMA: Uñas frágiles
Cuando el organismo funciona en «modo urgente» no tiene tiempo para ocuparse de las uñas o del pelo, por ejemplo: se concentra en los órganos más importantes para la subsistencia.
SOLUCIÓN
Una dieta rica en proteínas ayudará a mantener tus uñas fuertes. También conviene que incorpores alimentos ricos en omega 3 y vitamina B (como salmón y paltas). Para evitar que las uñas se resquebrajen, antes de irte a la cama untá la cutícula con aceite de almendras o de girasol: funcionará como un protector.
SÍNTOMA: Un resfrío persistente
Las investigaciones de la Universidad de Carnegie Mellon (Estados Unidos) revelaron que el estrés puede duplicar las probabilidades de contraer un resfrío en ese estado, el organismo libera cortisol: esa hormona interactúa con las células que controlan el sistema inmune y baja las defensas.
SOLUCIÓN
Dormir bien (durante al menos siete horas) puede mejorar tu sistema inmune. Tratá de meditar. Una investigación publicada en la revista estadounidense Annals of Family Medicine (Anales de la medicina familiar) reveló que esa práctica puede reducir hasta un 60% la severidad de una infección respiratoria, y en un 43% su duración, por ejemplo.
SÍNTOMA: Sensación de hormigueo
En un momento de gran estrés (como al rendir un examen o dar un discurso) es común la hiperventilación: cuando eso sucede, el organismo libera mucho dióxido de carbono, reduce el oxígeno y cambia el pH (potencial de hidrógeno o factor ácido) de tu cuerpo. Por eso sentís hormigueo en tus manos, pies o alrededor de tu boca.
SOLUCIÓN
Contené la respiración por no más de 10 segundos y luego exhalá por la naríz, tapando una fosa nasal. Después repetí el procedimiento, pero cubriendo la otra fosa.
SÍNTOMA: Alteraciones en el sueño
Te cuesta conciliar el sueño o te despertás varias veces durante la noche. El insomnio te deja en estado de alerta y eso te agota.
SOLUCIÓN
Conviene que ordenes tus horarios. Olvidate de los dispositivos electrónicos antes de dormir: después de darte una ducha tibia, podés seguir una relajación guiada (hay tutoriales en YouTube).