Estrategias para sobrellevarlas
Por Lic. Julieta Tojeiro, de nuestro equipo de Sincronía
En este contexto de pandemia muchos padres están preocupados y consultan por la falta de motivación o exceso de pereza que muestran sus hijos. Se hicieron frecuentes las discusiones ante la negativas a realizar actividades diferentes o simplemente salir de la casa.
Pueden pasar horas recostados en una cama o sillón viendo el celular o captados por los juegos de pantallas.
A pesar de las aperturas para realizar encuentros o actividades al aire libre muchos prefieren quedarse en casa. Como si hubiesen hecho de la famosa frase de «quédate en casa» su nuevo lema.
Se habla mucho y se sabe poco hoy, sobre el impacto emocional a futuro que puede tener en los niños y adolescentes en este tiempo sostenido de «aislamiento social preventivo».
Fueron muchos meses en los que chicos y grandes recibieron repetidamente el mensaje sobre que la mayor protección es permanecer
adentro. Para poder ayudarlos a ganar seguridad para salir debemos entender lo que les pasa emocionalmente y apoyarlos en la construcción
de conciencia de autocuidado. Ayudarlos a pasar del» quédate» que remite a estar inmóvil al «aprender a hacer para estar a salvo» que le da herramientas para accionar y saber a cuidarse.
Es importante entender que hay detrás de esa «pereza», «mala actitud» y «falta de motivación». Estas son actitudes visibles para los padres, que sirven como máscaras para lidiar con la incomodidad de sentir miedo, enojo y tristeza. Estas tres emociones suelen ser vistas como negativas, por eso a muchos chicos o adolescentes les cuesta registrarlas y poder darles un canal saludable de expresión.
Para entender de qué se trata, vamos a definir estas emociones junto con su función adaptativa y con las conductas visibles para poder reconocer qué le pasa a nuestros hijos cuando muestran ciertas actitudes.
El enojo: sirve para movilizar la energía necesaria en las reacciones de autodefensa o de ataque. Su función adaptativa es ayudarnos a poner límites.
Podemos observarlo en reacciones impulsivas, mal humor, malas contestaciones, una disminución notable de la tolerancia a la frustración que se puede manifestar en rabietas repentinas o golpeando cosas cuando algo les sale mal. También el enojo sostenido produce corporalmente sensación de fatiga.
La tristeza: Facilita la cohesión con otras personas; reduce el ritmo de actividad general del organismo, potenciando la posibilidad de valorar otros aspectos de la vida. Su función adaptativa es poder aceptar la pérdida para procesar e iniciar algo nuevo. Estar desconectados físicamente de las personas queridas, de sus amigos y de sus rutinas sin saber cuando será el retorno o escuchar por los medios de comunicación que el retorno a la normalidad será diferente, genera desánimo.
La manifestación de la tristeza en los chicos es muy diferente a como se ve en los adultos, ya que muchas veces se manifiestan como reacciones de enojos seguidos de llantos desproporcionados con lo sucedido. A nivel corporal se ve como un cansancio extremo sin sentido.
El miedo: Sirve para facilitar la aparición de respuestas de escape o evitación ante situaciones que percibimos peligrosas. Su función adaptativa es la autoconservación.
Las conductas que enmascaran el miedo pueden ser la falta de motivación o iniciativa para salir de su estado de quietud, porque lo que se esta evitando es confrontar con la incertidumbre y el miedo a lo desconocido, a los cambios que ven en la calle cuando ahora todas las personas caminan con media cara tapada y los locales se ven cerrados o muy cambiados debido a los protocolos. Se incremento el miedo a la enfermedad y la muerte debido a la alta exposición de información que habla de cantidades de contagios y
muertes repetitivamente. Ante esto la reacción que utilizan como recurso quienes no pueden expresar sus temores, es la evitación.
Estrategias para padres
Algunas ideas para ayudarlos a sobrellevar estas emociones que les
resultan incomodas pueden ser:
# HABLAR DE LO QUE SE SIENTE: habilitar un espacio para hablar de las sensaciones, ayudándolo a que puedan describir con sus palabras como se siente. Normalizar la incomodidad que siente al experimentarlas. Evitar emitir juicios o comparar.
#EL ARTE: poder expresarse sin utilizar las palabras suele ser reconfortante, poder liberar la tristeza a través de colores, dibujos, collages con variedad de texturas ayudan a canalizar las sensaciones de una manera calmada.
Utilizar las manos, amasando, moldeando masa o arcilla ayuda a descargar la tensión y el enojo de una manera controlada y productiva.
#MOVIMIENTO: Seleccionar actividades físicas que posibiliten mover el cuerpo en determinadas direcciones para vehiculizar sanamente la energía, ya que cada movimiento tiene un impacto directo en nuestro abanico emocional. Por ejemplo si contamos con espacio correr, saltar ayudan a descargar tensión. Bailar diferentes estilos será una divertida manera de sacudir el cuerpo y reír con ritmos como salsa o merengue que contagian alegría y son activadores o realizar danzas con melodías más clásicas y suaves en la que el cuerpo realice movimientos lentos y armónicos al seguir un ritmo que lleve a estados de calma.
Estas actividades son una propuesta dinámica en medio de tanta quietud, sobre todo si se dejan las exigencias y prejuicios de » saber bailar» ya que grandes y chicos necesitamos conectarnos más con la capacidad de disfrutar de momentos saludables y divertidos con los que más queremos.
#JUEGO: el juego es un aliado fundamental a la hora de ayudar a elaborar situaciones difíciles, permitir ensayo y error y fijar aprendizajes. Con los niños pequeños podemos generar juegos con dinámicas en las que se pongan sobre la mesa las emociones y jugando buscar diferentes estrategias para resolver el problema que se plantea en el juego. Además de elaborar estaremos dándole también un espacio para ensayar la flexibilidad.
#CALMA: Propiciar pequeños espacios de minutos dedicados a reducir la cantidad de estímulos, poder relajar el cuerpo, realizar respiraciones profundas con exhalaciones lentas. Tensar los músculos del cuerpo, sostener unos segundos y aflojar para registrar el efecto relajante en el cuerpo. Con los más pequeños jugar a inflar y desinflar globos o simplemente soplarlos para que lleguen lejos ayudará a que la respiración favorezca la relajación.
Es importante que como padres recuerden también tener sus propios momentos para aliviarse de tensión, hablar con pares sobre lo que les pasa y en caso de verse sobrepasados pedir ayuda u orientación profesional. Recuerden que los adultos también estamos atravesados por las mismas emociones tratando de sobrevivir y sobrellevar esta pandemia lo mejor posible.
Espero les sea de utilidad estos tips y ante cualquier duda puede realizar una consulta profesional.