Después de unas largas vacaciones, chicos y grandes deben reacomodarse a una gran lista de hábitos que habían estado en pausa. Consejos para encarar el nuevo ritmo diario.
EL POPULAR – 19 Febrero, 2017 – Participación: Lics. Mora Marengo y Julieta Tojeiro
Los especialistas consideran que la vuelta a clases puede resultar una causa de estrés para padres e hijos. Implica un cambio de rutina dentro de la dinámica familiar, al que es posible que cueste adaptarse. Después de unas largas vacaciones la familia debe acomodarse a una gran lista de hábitos que habían estado en pausa, como por ejemplo, acostarse y levantarse temprano, preparar la mochila y comenzar con las actividades extraescolares.
«El inicio de clases marca el comienzo de otro ritmo diario. Más allá de que en general, los padres no cuentan con un receso extenso como el de los chicos, el ritmo diario se ve afectado», explicaron las licenciadas en Psicología Mora Marengo y Julieta Tojeiro. Y en ese sentido, recomendaron «anticipar y prevenir» para reacomodarse de la mejor manera.
«Consideramos que la organización en el hogar es un aspecto fundamental. Pero con ello no aludimos a la necesidad de apegarse a un listado de manera rígida, justamente porque de esa manera contribuimos a elevar los niveles de estrés y frustración ante situaciones inesperadas», explicaron las especialistas del Instituto Sincronía.
Asimismo, aconsejaron que los cambios que implica la vuelta al colegio deben darse de manera gradual y no brusca. Por ejemplo, volver a reorganizar y establecer poco a poco los horarios y rutinas, realizar las compras de los útiles con los chicos para que preparar la mochila sea una actividad de disfrute. Y lo más importante, buscar tiempo dentro de los horarios semanales para que los chicos puedan hacer alguna actividad libre y jugar. Ir graduando los horarios de descanso paulatinamente, también es clave. «Sabemos que cuesta madrugar, por lo que se recomienda a los padres ir despertando antes a los chicos aunque estén de vacaciones para que se vayan acostumbrando a la nueva rutina. No dormir suficiente hace más difícil mantener el nivel de atención necesario para aprender y el buen humor», indicaron.
Ocio
Marengo y Tojeiro consideraron que es un error pensar al tiempo de ocio como perdido. «El tiempo de ocio es importante para los chicos, para jugar, para compartir con sus padres y hermanos, o simplemente para estar en casa disfrutando de su lugar. Es un tiempo donde al chico se le permite crear y experimentar cosas nuevas», consignaron.
Los padres no deben perder de vista que el inicio de clases suele activar en los niños diferentes emociones. Alegría por reencontrarse con sus compañeros y maestros, tristeza porque se acabaron las vacaciones y todo el tiempo libre para jugar y disfrutar con sus papás, enojo por volver a acostarse y despertarse temprano, miedo a comenzar un año nuevo y a separarse de sus papás.
«De acuerdo a cada edad, van a ir variando las emociones y su intensidad. No es lo mismo un niño de 3 años que recién va a escolarizarse que otro de 8 años que ya está en primaria o de 16 años en secundaria», explicaron. Y añadieron: «Es importante poder hablar con los hijos sobre aquello que les preocupa e inquieta y acompañarlos y contenerlos para transmitirles seguridad. Frecuentemente, los niños logran en pocos días adaptarse exitosamente al colegio».
Las especialistas consideraron que «es fundamental» que los padres sean «la base de seguridad contenedora para sus hijos. Y por último aconsejaron «mantener las rutinas, favorecer su autonomía, no brindar asistencia innecesaria, establecer límites claros y firmes, favorecer su expresión emocional, reforzar las conductas positivas, transmitir seguridad y confianza en ellos mismos son algunas de las estrategias para ayudarlos a disminuir el nivel de estrés».
