«Comenzó hace años ya ni me acuerdo cuando, pero fácil 10 años. Siempre tengo pánico de recibir una llamada telefónica y me avisen que mis padres murieron o tienen una enfermedad grave, o que a mi hermana le pasó algo. Vivo tensionada todo el día y me cuesta conciliar bastante el sueño, a la noche es cuando esos pensamientos se acentúan.»
Las personas que padecen TAG sufren un grado de ansiedad excesiva, persistente y difícil de controlar, se quejan de sentirse constantemente nerviosas, con tensión muscular, sudoración, mareos y cansancio excesivo.
Habitualmente, las preocupaciones que generan estos síntomas, están referidas a la «sensación de que algo malo puede o va a suceder», a ellos mismos o a sus personas queridas.
Los motivos de preocupación más frecuentes se refieren a circunstancias cotidianas, como por ejemplo, la situación económica, salud o peligros que puedan afectar a los miembros de la familia, sin que existan evidencias ciertas que avalen la magnitud de estas preocupaciones. Las personas afectadas por TAG, suelen no reconocer que sus preocupaciones son indebidas o que las mismas son desproporcionadas respecto a las posibles consecuencias de los acontecimientos o situaciones temidas, si bien manifiestan marcadas dificultades para controlarlas y les resulta difícil olvidar estas preocupaciones para poder concentrarse en las tareas que están realizando. La tensión motora se manifiesta con frecuencia en forma de temblores, contracturas musculares, inquietud y cefaleas. La hiperactividad autonómica suele manifestarse por respiración entrecortada, sudoración excesiva, palpitaciones y diferentes síntomas gastrointestinales.
«Imaginar el peor final, ir de una preocupación a otra es vivir atormentado»