Consiste en la irrupción de ideas, pensamientos o imágenes intrusivas (obsesiones), acerca de diferentes temas (limpieza, orden, medidas de seguridad, contaminación, sexuales, religiosas, etc.), generando un marcado malestar, que la persona afectada intenta neutralizar mediante la realización de actos mentales o motores (compulsiones) en forma de ritual (lavado, orden, verificación, etc.), que se corresponden de alguna manera con las obsesiones que provocan ansiedad. Así, por ejemplo, un niño con TOC puede mostrarse intensamente preocupado por la limpieza de sus manos necesitando lavárselas en forma repetitiva ritualizada y desmedida.
Este trastorno suele comenzar en la infancia o la adolescencia, pero no es hasta la adultez el momento en que habitualmente se lleva a cabo un diagnóstico adecuado. Un grupo más reducido de personas que padecen síntomas obsesivo-compulsivos, presentan en algún momento de su vida tics motores (movimientos involuntarios) y/o fónicos (emisión involuntaria de sonidos, ruidos, o palabras) que suelen aparecer entre los 7 y los 18 años. La asociación de tics motores y fónicos que persisten por más de un año, constituye el denominado Síndrome de Gilles de la Tourette, nombre que deriva de quien describió originalmente las características del trastorno.
«Cuando una mente en desarrollo se ve minada por obsesiones y las conductas van con huellas de compulsión es muy arduo desarrollarse en libertad»