MASSNEGOCIOS – Enero, 2017 – Lic. Mora Marengo y Lic. Julieta Tojeiro
La vuelta al colegio puede resultar una causa de estrés para los padres e hijos, implica un cambio de rutina dentro de la dinámica familiar, al que frecuentemente cuesta adaptarse. Después de unas largas vacaciones la familia debe acomodarse nuevamente a una gran lista de hábitos que habían estado en pausa, por ejemplo, acostarse y levantarse temprano, preparar la mochila y el uniforme el día anterior, comenzar con las actividades extra escolares, etc.
El inicio de clases marca el comienzo de otro ritmo diario. Más allá de que en general, los padres no cuentan con un receso extenso como el de los chicos, el ritmo diario se ve afectado desde las vísperas del comienzo de las clases: aptos médicos para presentar en el colegio, compra de útiles e indumentarias, nuevos horarios de actividades escolares y extraescolares, citas para reuniones de padres, actos de inicio; solo por mencionar algunos, y exigen a los padres disponer de mucha organización para no colapsar. Dos claves fundamentales para evitar esto: poder organizarse y no perder de vista el proceso de adaptación de los niños y de los adultos en el regreso a clases.
La previa
Anticipar y prevenir. Se acercan los cambios, por lo tanto debemos estar preparados para acomodarnos de la mejor manera. Consideramos que la organización en el hogar es un aspecto fundamental. Con ello no aludimos a la necesidad de apegarse a un listado de manera rígida, justamente porque de esa manera contribuimos a elevar los niveles de estrés y frustración ante situaciones inesperadas.
Por ejemplo: para los chicos que asisten a la escuela primaria, se puede tener como apoyo una lista de lo que tienen que recordar hacer o llevar (lavarse los dientes, peinarse, hacer la tarea, etc.). La clave aquí podría estar en poder establecer prioridades y alternativas (plan A; plan B, plan C).
La cantidad de ítems a completar durante un día deben ser lo más reales posibles. Sobre todo si esa lista incluye realizar compras acompañados por los chicos o consultas médicas para realizar los aptos físicos. Esto evitará sobrecargarse en pocos días con muchas actividades.
Los cambios suelen generar dificultades para adaptarse, por lo cual se recomienda que la vuelta al colegio sea de manera gradual y no brusca. Algunos consejos para lograr esto pueden ser:
– Volver a reorganizar y establecer poco a poco los horarios y rutinas.
– Anticipar a los niños cuándo van a comenzar el colegio, puede ser con ayuda de un calendario.
– Realizar las compras de los útiles y el uniforme juntos, que sea una actividad de disfrute el preparar su mochila, etc.
– Reservarse momentos entre una actividad y otra para disfrutar con los más pequeños.
– Buscar tiempo dentro de los horarios semanales para que pueda hacer alguna actividad libre y jugar.
– Ir graduando los horarios de descanso paulatinamente. Sabemos que cuesta madrugar, por lo que se recomienda a los padres ir despertando antes a los chicos aunque estén de vacaciones para que se vayan acostumbrando a la nueva rutina. No dormir suficiente hace más difícil mantener el nivel de atención necesario para aprender y el buen humor.
– Conversar con los niños acerca de las actividades que quisieran realizar este año. Si son varias, se podrían priorizar y comenzar con las que más les entusiasman y luego de un periodo de tiempo, evaluar si se suman otras actividades o se reemplazan.
Como padres, sería conveniente poder plantearnos, algunas de estas inquietudes para organizar la agenda de nuestros hijos a lo largo del año:
- ¿Qué cosas deseo priorizar en la vida de mi hijo? ¿Hay algunas que considero más importantes según la edad que él/ella tenga?
- ¿Cuáles son mis horarios disponibles en la semana para compartir con ellos?
- ¿Cuáles son los intereses de mis hijos?
- ¿Qué posibilidad existe (desde los padres) de poder mantener los horarios exigidos por las actividades de los hijos? o ¿Qué otros recursos tengo para que ellos puedan realizar la actividad si yo no llego en ese horario?
- ¿Qué lugar nos queda a los adultos para nuestras actividades?
Actualmente vemos el tiempo de ocio como un tiempo perdido. El tiempo de ocio es importante para los chicos, para jugar, para compartir con sus padres y hermanos, o simplemente para estar en casa disfrutando de su lugar. Es un tiempo donde al chico se le permite crear, experimentar cosas nuevas y hasta automotivarse si se encuentra aburrido. Puede ser visto también como ese ¨premio¨ luego de haber cumplido con las obligaciones escolares y familiares. Con todo esto, lo que queremos decir es que el tiempo de ocio no es un tiempo perdido, sino un tiempo de encuentro consigo mismo.
¿Cómo hago para planear mi año?
Teniendo en cuenta que uno educa más con el ejemplo que con la palabra, aquí proponemos algunos puntos para lograr un año sin estar ¨a las corridas¨:
- Hablemos con nuestros hijos: conversemos con ellos cuáles son las actividades que realmente quisieran realizar. Si son varias, una opción sería priorizar y poder hacer algunas la primera parte del año y otras la segunda. De esta forma no solo nos estamos garantizando poder tener una semana más tranquila, sino que estamos modelando a nuestros hijos en cómo resolver una situación problemática, tomar decisiones y aprender a esperar.
- Arreglemos los horarios: para pensar los horarios de nuestros hijos primero debemos tener en claro los nuestros. Si hay días que son más tranquilos para nosotros aprovechemos para compartirlos con ellos. Una buena estrategia si los chicos tienen actividades, es aprovechar el tiempo antes del horario pautado para hacer un programa con ellos por ejemplo ¨tomar el té¨, ¨pasear¨, etc. A veces sirve si tenemos varios hijos, como para dedicárselo a uno en particular.
- Agenda doméstica: crear hábitos en los niños es de suma importancia. Los hábitos enseñan a los chicos a organizar su día y a saber qué cosas esperar de él. Por ejemplo: a la tarde se hacen los deberes, el horario del baño y de la comida, si tienen alguna tarea encargada como poner la mesa o sacar la basura, etc. Puede ser útil también que cada casa cuente con una agenda u organizador donde aparezcan las distintas actividades de cada miembro de la familia: saber que algún día mamá o papa llegan más tarde a la casa puede calmar la ansiedad del chico, ya que se puede anticipar. ¡Y seguimos modelándolos en cómo organizar los tiempos!
- Tiempo personal: si bien cuando uno es padre la prioridad es la familia, es importante poder hacer cosas que a nosotros los adultos nos hagan sentir bien, ya que cuando uno se encuentra satisfecho y seguro de sí mismo se lo transmite a los hijos. Puede ser difícil encontrar tiempo para uno, pero ¡no imposible! Podemos aprovechar el horario en que los chicos están en el colegio, o si trabajamos, por ejemplo en el horario del mediodía ir a gimnasia, comer con alguna amiga, leer algo interesante, etc.
Que podamos parar la marcha y empecemos un año más tranquilos y con más tiempo para disfrutar puede depender de nosotros. Poder organizarnos y bajar el ritmo puede prevenir futuras situaciones de ansiedad, tanto en padres como en hijos.
El regreso al colegio y las emociones
El inicio de clases suele activar en los niños diferentes emociones. Alegría por reencontrarse con sus compañeros y maestros, tristeza porque se acabaron las vacaciones y todo el tiempo libre para jugar y disfrutar con sus papás, enojo por volver a acostarse y despertarse temprano, miedo a comenzar un año nuevo y a separarse de sus papás.
De acuerdo a cada edad, van a ir variando las emociones y su intensidad. No es lo mismo un niño de 3 años que recién va a escolarizarse que otro de 8 años que ya está en primaria o de 16 años en secundaria.
El primer día de colegio puede tornarse angustioso, sobre todo en aquellos niños que comienzan en un colegio nuevo o tienen que volver a un lugar en el que lo han pasado mal el año anterior. Para otros niños que ya conocen su colegio y han tenido experiencias positivas y agradables, vivirán ese día con más ilusión y entusiasmo que con miedo, pero igualmente pueden presentar nervios e inquietud.
Es importante poder hablar con los hijos sobre aquello que les preocupa e inquieta y acompañarlos y contenerlos para transmitirles seguridad. Frecuentemente, los niños logran en pocos días adaptarse exitosamente al colegio.
Cuando se presenta una situación nueva, en este caso comenzar las clases, suelen aparecer miedos y nervios normales que van a ir decreciendo a medida que el niño vive la experiencia. Sin embargo, un número reducido de niños desarrollan síntomas físicos de ansiedad frente a esta situación, siendo los más frecuentes, dolor de cabeza y estómago, rabietas continuas, poco apetito, dificultades para dormir, falta de concentración. Esta situación de ansiedad se da cuando el entorno se vuelve amenazante y no se perciben los recursos de uno para afrontarlo, sintiéndose en peligro y vulnerable.Los padres se encuentran preocupados y no saben qué hacer cuando estos cambios de conducta no cesan con el tiempo. Ante esto se aconseja, consultar con un especialista para evaluar a qué se deben dichos síntomas y poder tratarlos a tiempo.
Asimismo, como padres es fundamental ser la base de seguridad, brindándoles una respuesta contenedora. Nosotros contamos con competencias y habilidades para ayudar a nuestros hijos, buscando respuestas, reduciendo el mecanismo de “evitación” de la situación amenazante.
Mantener las rutinas, favorecer su autonomía, no brindar asistencia innecesaria, establecer límites claros y firmes, favorecer su expresión emocional, reforzar las conductas positivas, transmitir seguridad y confianza en ellos mismos son algunas de las estrategias para ayudarlos a disminuir el nivel de estrés.
Los valores y la destacada formación y compromiso que compartimos en nuestro equipo de profesionales y consultores hacen posible una indicación precisa de los tratamientos. Trabajamos juntos confiando que la salud y vitalidad se educan, se pueden recuperar, y se aprenden a cuidar.
Fuente: Instituto Sincronía – Lic. Mora Marengo y Lic. Julieta Tojeiro – Especialistas en estrés, ansiedad y emociones